martes, 22 de enero de 2008

CORAZÓN DE LEÓN.
Se permitió echarse a llorar, pero eso no mejoró las cosas. Queria hacer algo, no quedarse en el coche de su traicionero marido llorando como una mujer indefensa.
No era una mujer indefensa.
Era una Corleone.
Era la hija de un gran rey guerrero, Santino Corleone.
Ya llevaba un buen rato haciéndolo cuando se dio cuenta de que estaba murmurando: "Papá ayúdame".
Se daba cuenta de lo absurdo que era pensar que si su padre estubiera allí para defenderla toda su vida sería distinta y mejor.
(una conclusion a la que se llega tarde o temprano.)

1 comentario:

salvador dijo...

uuuuuu. Quiero saber si los parentesis los pusiste vos.