viernes, 12 de septiembre de 2008


yo la cínica.



Todo eso que somos un producto de lo que nos ha pasado, que somos la suma de las decisiones que tomamos, que somos el producto del entorno. Bla.
Casi nadie me conoce, siempre sorprendo a todos con las cosas que puedo hacer y con las que no puedo hacer, siempre terminan sorprendidos de mis alegrías y de mis tristezas. Nunca terminan de “situarme en ninguna estación”. Por supuesto, para ellos, es todo mi culpa. Que seré? Un camaleón que no se decide? Una loca sin timón? Nadie sabe pero seguro es mi culpa.
Todo esto siempre termina en que nadie confía en mi. Soy imprevisible según parece. Pero la verdad, según yo, todo es siempre completamente razonable. Seguro fallo en explicarme o por lo general no me importa que me entiendan. Pero es lo de nunca acabar. ¿se puede confiar en alguien que no confía en vos? yo confío en pocas personas será en las pocas que casi me conocen, me entienden? Pero especialmente y lo mas importante yo confío en mi. En mi criterio en general y en mi capacidad de ver. Y he visto tanto ese miedo en la mirada de la gente. Se ve que soy de temer. Y los entiendo pero la verdad no se como ayudarlos, si trato los desubico mas. Dicen que se teme a lo que no se conoce. Una frase hecha. Pero explicarme es muy complejo, sería hablarles de todo lo del principio días y horas completos. Así que me quedo con la poca gente que me mira sin temor. Que me mira y sabe ver. Hay tantas señales y tantos avisos. Pero como se sabe quien no entiende una mirada tampoco entenderá una larga explicación. Otra frase hecha.
Me cuesta vivir con la gente, pero no puedo hacer nada es lo que hay, y no hay nada mas que lo que hay. Yo puedo vivir con eso, y todos los demás??


La armadura.


Mujer: tú la virtuosa, y tú la cínica,
Y tú la indiferente o la perversa;
Mirémonos sin miedo y a los ojos:
Nos conocemos bien. Vamos a cuentas.

Bajo armadura andamos: si nos sobra
El alma, la cortamos; si no llena,
Por mengua, la armadura, pues la henchimos:
Con la armadura andamos siempre a cuestas.

¡Armadura feroz! Mas conservadla.
Si algún día destruirla pretendiérais,
Del solo esfuerzo de arrojarla lejos
Os quedaríais como yo, bien muertas
.


Alfonsina Storni.